FERNANDO SARRATE (Veterinario) – La salud del animal de compañía, una pieza importante en la salud global.

Javier Abrego/ agosto 6, 2020

Fernando Sarrate es Veterinario en  el Hospital Veterinario Anicura San Fermin de Pamplona, y  socio en Nexomed, tambien tiene la capacitación como veterinario designado de experimentación animal por el gobierno de Navarra.

Hasta hace poco, la concienciación de la comunidad científica con respecto al papel de los animales en la salud pública se circunscribía únicamente a los animales productores de alimentos. Esto nos ha permitido avanzar notablemente en el control de patologías y residuos farmacológicos en animales destinados a consumo humano, pero si queremos realizar un correcto enfoque de la relación humano-animal-medio ambiente, esto no es suficiente.

Si algo hemos aprendido durante los últimos meses, es que vivimos en un plantea globalizado, donde lo que pasa en un lugar, por muy lejano que este sea, afecta a todo el planeta, a nivel económico, social, climatológico o sanitario, como es el caso que nos ocupa.

Los animales no productores de alimentos están muy presentes en nuestra sociedad y deben ser considerados como un factor más a tener en cuenta en la salud global.

Sólo en España se contabilizan entre 13 y 20 millones de animales de compañía viviendo en estrecho contacto con los seres humanos. Se estima que alrededor del 40% de los hogares españoles es también hogar de al menos un animal. Los perros representan el porcentaje más alto (y también el mejor cuantificado) de los animales que viven en los hogares españoles, pero no hay que olvidar gatos, conejos, otros pequeños mamíferos, aves, reptiles o animales acuáticos.

Probablemente las cifras, aún así, estén subestimadas por varias razones:

  • Sólo los perros se identifican de manera habitual con microchip (la forma más fiable de mantener un censo actualizado), y ni siquiera todos los propietarios cumplen con esa obligación
  • La legislación de identificación es variable según comunidades autónomas, y en muchas ocasiones no se cumple. Sin ir más lejos, los gatos identificados con microchip representan una minoría, siendo los segundos animales de compañía que más conviven con los españoles
  • En muchas ocasiones no se contabilizan como “animales de compañía” algunos ejemplares como pájaros de aviario (que se cuentan por cientos en cada colección), peces, perros o hurones de caza, o rapaces de cetrería.
  • Existe un gran número de animales “no contemplados” o fuera del circuito (criadores de distintas especies de animales no dados de alta, aficionados con grandes colecciones, animales en situación irregular, etc…)

VÍDEO DE PRESENTACIÓN CON FERNANDO SARRATE:

 

Más allá de los números concretos, desde el punto de vista sanitario, nos interesan los animales que desarrollan su vida en contacto con los seres humanos, y cómo esto puede afectar a la salud pública y al medio ambiente. Vistos los datos anteriores, el número parece ser muy alto.

La cuestión más obvia surge cuando ponemos el foco en uno de los problemas más importantes en la salud pública a nivel global: La resistencia a los antibióticos.

La propia Agencia Europea del Medicamento (EMA) afirma que “los datos muestran que existen bacterias resistentes que provienen directamente de animales de compañía” y que “además varias bacterias patógenas resistentes a antibióticos se comparten entre animales de compañía y seres humanos”.

El desarrollo de bacterias en contacto y convivencia con humanos y animales a un mismo tiempo favorece la adaptación de estos microorganismos a diferentes condiciones y medios. Esto toma aún más importancia si tenemos en cuenta que dichos animales de compañía también reciben tratamientos antibióticos.

Bacterias comunes en el tracto digestivo, en aparato respiratorio o en la piel de perros y gatos pueden resultar patógenos y potencialmente muy peligrosos en caso de adquirir resistencias a antibióticos. Entre los microorganismos estudiados se encuentran Staphylococcus, Enterococci, Enterobacteriaceae (como E.Coli, Klebsiella, Salmonella…), Campylobacter, Clostridia, y Pseudomonas.

Según refieren algunos artículos, los propietarios de animales y los veterinarios son más susceptibles de ser portadores de bacterias como Staphylococcus pseudointermedius resistentes a la meticilina (este es sólo uno de los ejemplos citados).

La aplicación y prescripción de antibióticos a los animales de compañía corre a cargo del veterinario clínico, al que se debe tener muy en cuenta a la hora de establecer estrategias One health conjuntas para minimizar el problema presente y futuro de la resistencia a los antibióticos.

Según el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control), “el uso de ciertos antibióticos en animales de compañía contribuye a la resistencia contra los antibióticos de último recurso utilizados en medicina humana” y “los problemas de desarrollos de resistencias y de control de infecciones en hospitales veterinarios de animales de compañía están resultando similares a aquellos surgidos en animales de medicina humana. Son, por tanto, lugares de alto riesgo para la aparición de infecciones nosocomiales provocadas por bacterias multiresistentes”.

En la actualidad no existe un control real de la prescripción y dispensación de antibióticos y otros fármacos para uso veterinario. Sólo nos orientan los datos estadísticos sobre ventas que presenta el sector farmacéutico veterinario.

Hechos como la prescripción excepcional contemplada en la cascada de prescripción veterinaria (que merece una explicación aparte) o la medicación sin supervisión (por ejemplo a grupos enteros de aves, o en protocolos que incluyen antibióticos usados de manera “profiláctica” en criadores…), hacen que los datos estadísticos de ventas queden, probablemente, muy lejos de la realidad.

Aunque centremos nuestra mirada, por lo urgente, en los antibióticos, existen muchos otros fármacos usados de manera rutinaria en medicina animal, tales como antiinflamatorios, hormonas o antiparasitarios, cuyos residuos, probablemente tengan efecto en la salud global, aunque quede mucha investigación por delante.

Conviene tener en cuenta que los residuos resultantes de los fármacos veterinarios (presentes en heces, orina o saliva de nuestros animales) se encuentran muy presentes en el medio de aquellos que conviven con dichos animales, incluso de los que no lo hacen, por el uso cada vez más frecuente de espacios comunes. Además los fármacos veterinarios no suelen eliminarse de manera correcta, llegando, probablemente a contaminar nuestro medio y llegando a nuestros ecosistemas de una u otra manera.

En conclusión, el uso de fármacos en animales no productores de alimentos es un tema que debemos integrar como uno de los elementos a los que dar importancia desde una perspectiva global.

Se hace imprescindible el compromiso de todas las partes implicadas (administración, sector profesional veterinario, industria farmacéutica…) y la educación del propietario de animales de compañía para seguir trabajando de manera perseverante sobre la salud global.

Autor: Fernando Sarrate

Para saber más: https://amazingbooks.es/guia-zoonosis-animales-compa%c3%b1ia/

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